domingo, septiembre 30, 2007

Los caminos

Me preocupé subcutáneamente otra vez. Ayer rompí, se me rompió? un taco en san telmo y -supongo que por la forma del zapato- descubrí que podía caminar un poco sin que fuera obvio. Después para acompañar rompí el dobladillo de un pantalón.

Pero code me ganó, perdió dos celulares en una semana, primero el suyo y después el mío que me había pedido que se lo prestara.

Mi mamá cuenta que cuando estaba subiéndose al taxi para ir al hospital porque había roto bolsa, en esa maniobra de flexionar rodillas, ponerse de lado, e inclinar el cuerpo mi papá rompió pantalón, así que fue sola a la clínica y mi papá subió a cambiarse.

Ahora vino una persona a cambiar la mesada de la cocina. El sábado pasado me quedé esperándolo y nunca vino pero no va a ser tan feliz la cosa porque resulta que no se lleva la mesada porque no tiene cómo y pena para mí porque me queda goteando cosas espesas y oscuras en el balcón. No me da tirarla a la calle en horario cualquiera, voy a ofrecérsela al encargado y si no me dirá cuándo la puedo sacar.

Esta mesada me va a librar de la famosa gota y el trapo amarillo cubriendo los desbordes de la grifería; lo que no va a ocurrir -lo sé- es que se prenda el calefón al abrir la caliente, porque no hay suficiente presión de agua y eso ya es un problema de caños y acá con esta administración/damagestration nada de eso se arregla tampoco te pintan o rompen en caso de humedad. Llamás y -cual empresa de servicios- te dan un número de trámite y te dicen que en cuanto tengan noticias te avisarán.

Me tiré en el balcón antes a leer y me quedé dormida en el piso y al sol. Interesante “me tiré en el balcón”, estoy releyendo Franny and Zooey y me hace mal, evidentemente.

El dolor de cabeza que tengo es fuerte y no sé si es contractura, además es mi primer día de indispuesta y creo que hoy va a nacer la beba de goyo.