martes, enero 20, 2015

En tránsito

Escribo desde una callejuela que me recuerda a una mezcla de Amsterdam y Berlin. No estoy en SP. Es la segunda noche en la vida de mis hijos que no estoy con ellos. Y es raro porque siento, en el sentido más físico del término, que crecieron y ya no vivo en peligro. 

C está al pie del canon laburando, cocinando, buscándolos y trayéndolos de la colonia, banándolos y armando legos. No me sorprende porque sé quién es y de dónde viene pero me emociona y me seduce. 

Cuando era chica siempre me preguntaba qué pasaba por la cabeza de los varones y ahora en casa sólo veo eso. Es fascinante. 

Hoy conocí a mi jefe y mis companeros de trabajo, muy buena gente, es un alivio haberlos conocido en persona. Comimos también, es importante comer con la gente, es un sello de algún tipo. 

Hubo algunos silencios pero al final terminó fluyendo mucho. 

La oficina es muy linda, blanca, lustrosa y enorme. Se escuchan varios idiomas. La oficina de SP tiene una escala mínima. Lo raro es que a pesar de que estamos sentados uno junto al otro, nos mandamos mails. Está bien que nuestro laburo tiene que ver con las escritura y la búsqueda de información pero no deja de llamarme la atención. 

Es impresionante la densidad comercial de Londres, creo que por eso no me gustó la segunda vez que vine. Ahora ya sabía a lo que venía y tal vez por eso, el departamento que da al tejado de una iglesia muy antigua, ayer, de hecho, vi una ardilla andando por los recovecos del techo, y se escuchan las campanadas cada hora. 

Fueron 8 anios sin invierno y ya tenía saudades.