en la cocina hace un rato se quebró. Hablábamos de su inminente partida y de lo difícil que sería que se quedara, porque en el fondo, bien en el fondo, ella querría quedarse. Me dijo porque para mí va ser muy feliz pero a la vez muy triste. Y me explicó: muy feliz por haberme dado la oportunidad de venir pero también muy triste... y ahí se puso roja como un tomate y le empezaron a caer las lágrimas. No tenía nada más que agregar pero ella quería no dejar ninguna duda. Yo, parada en la cocina comiendo unas galletas integrales de chocolate y haciéndome la fuerte. Desde que nacieron los niños tuve que endurecerme y el día que empiece a llorar, inundo la casa.
Esperanza... el día que te vayas, 19 de noviembre va a ser un día muy triste y a la vez muy feliz. Gracias.