lunes, abril 09, 2012
Un fin de semana para recordar
Siempre amé cambiar los muebles de lugar. Incluso lo hice una vez en la casa de mi papá, que no era "mi" casa. Y duró muy poco, precisamente porque no era mi casa. El cambio ahora tuvo que ver con que estaban todos enfermos menos yo y Mex, el perro más bueno del mundo, por lo cual hubo mucho encierro y necesidad de renovar los interiores. Ahora los muchachos son los reyes del mambo. Teníamos un corral aramado en forma circular en medio del living, muy poco estético, es que no hay nada esteta en tener hijos o si, cuando sacás esas fotos donde los niños tienen aura. Ahora usamos el corral como dos paredes y las otras paredes cumplen su función. En otras palabras, abrimos el corral y lo acomodamos de manera tal que est{a perpendicular a 2 paredes.Ya no hay nada en medio del living, reacomodamos las plantas y quedo todo más amplio y luminoso. Nuestro living es glorioso pero su potencial está desperdiciado, lo sé. Pero de a poco, vamos encontrando maneras de sumarle luz. El año pasado podaron árboles y fue como quitarle un peso de encima. Es que es un primer piso con vista a miles de árboles, muy lindo por cierto, pero poco abierto a la luz de afuera. Cuando estaban los podadores Esperanza les daba indicaciones por la ventana para que nos abrieran el horizonte un poco más. Y lo consiguió. Es notable esa mujer, qué sutil manera de dar órdenes.
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