El sábado me agarró un terrorista de ashtanga y me dio para que tuviera. Hacía demasiado tiempo que no practicaba la serie completa. No me acordaba nada y como no era una clase guiada, tenía que hacer la serie sola. Hacía cualquier postura que me acordaba en cualquier orden, también. Para no quedarme quieta esperando que pasara el profesor y preguntarle, seguía con lo que mi cuerpo se acordaba. El profesor sólo decía los nombres en sánscrito con acento en portugués: posturas que para mí habían sido bautizadas como "frazadita" o "palo de cabeza", de pronto eran otra cosa.
Yo me reía de mi cualquierismo e improvisación, ¿cómo no hacerlo? No pegaba una. Pero creo que ashtanga ahora es una pésima idea. Estoy trabada y contracturada. El hecho de que sea fuerte, flexible y fibrosa no es razón para entregarme, sería casi como meterme a hacer fisioculturismo. Así me siento, con el coche doble y los chicos no quiero sacar más músculo, debería hacer iyengar o pilates. Pero como eso está fuera de mi presupuesto voy a hacer el muy poco glamoroso hatha yoga. Estoy grande.
Pero es una suerte haber encontrado un estudio poco pretencioso y fashion, cerca de casa, con precio razonable.
Mi problema estos días es que mis hijos empezaron la escuela y con eso, la construcción de anticuerpos para rechazar las enfermedades. Cada semana suspendo mi vida porque alguno está enfermo. Ya se volvió normal para mí, es ridículo.
Ahora, por ejemplo, no puedo creer que los dos van a ir mañana.
Hoy es el día de las madres acá en Brasil. Me parece tan raro el vínculo con los chicos: esa intimidad, una intimidad casi obscena.
Una parte de mi día la pasé viendo y llorando Rachel is getting married.
Dante y Ulises por primera vez me dieron y me hicieron un regalo. Son dos beboides hechos y derechos.
1 comentario:
me muero por escuchar sus palabras! conversan entre ellos? y vos? estás hablando portugués?
Publicar un comentario