te quiero escribir una carta que no cuente nada.
te llamé a otro continente y no me salió una voz de dibujito animado. no me entendió cuando dije tu nombre pero tiene sentido porque es un nombre castellano, pero entendió el marco. después no le entendí yo, así que quedamos a mano.
estos días estoy más tranquila, leí todas las cartas que nos mandamos y, me da pudor decirlo, me di cuenta de que no había terminado de leer algunas, una en particular, de tanta ira. no sabía que era tan extensa, simplemente dejé de leer y decidí que ahí terminaba. mis saludos, en este año y medio, fueron cortos, por el tenor más que por el largo. y no hubo nada dicho, todo rojo y sin sentido. un contínuo drop the subject.
te escribo acá como podría manchar una servilleta con café y que nadie se dé cuenta de que es mía. cómo una lógica suave, como no haber podido leer nunca las cartas para tus hermanos, pero el sólo hecho de que las hayas escrito me alegra tanto.
esas cartas son muy impresionantes. me encantaría tener una, en algún futuro, dirigida a mí. pero me conformaría con una ajena.
vi tus últimos trabajos en una revista. fue raro encontrarte así, por casualidad. y la distancia con vos es peor que conmigo, creo.
pero hablaremos pronto, si los husos lo permiten, y espero que tengamos ganas de hablar sobre el tiempo, así como si recién nos acabáramos de ver.
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