Ponéle que yo te llevo a un telo, nos quedamos hablando media hora y después vamos a tomar un café con leche y te llevo a la parada de colectivo y vos después no me llamás. ¿Vos estás loca, no? Encima la llamo y me atiende el marido o el hijo.
Me lo dice un mal alimentado tachero, fumador crónico, de unos 75 añitos, en un viaje de 5 minutos. Antes había intentado convencerme de las virtudes de tener un amante y me había mostrado, con orgullo y recelo, sus dos celulares, el de las chicas y el de la flía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario