La articulación de a, e, i. Sonreí. Sí, así.
Un par de cartas hambrientas, ya me dispongo.
Ganas de tomar una chicken soup en el central park 7 años más tarde.
Tema de los azulejos, pintura, vitraux.
Mi tía me abraza fuerte -me encantan las espaldas grandotas y huesudas- y me llama críptica. Me reservo sin hablar varias horas.
Mi conversación con la señora loca que -a mis preguntas por el vidriero, Horacio y su hija Nora - no salía del "cómo decirte". Nora tiene que estar en alguna terminal pero no sé cuál ni a qué hora. En alguna terminal de tu cerebro me parece que están, como decirte, madre.
Para vitrauxtista su locura es encantadora y espero que inofensiva. Ya nos libramos de un loco, no quiero que venga otro de yapa.
Prefiero a la familia loca que a la chusma de la casa de manualidades.
Estoy absolutamente tentada a preguntarles qué tiene. Quiero que sepan del patinaje artístico de la jefa.
Cómo decirte, tenés un nombre tan hermoso que te felicito. Vos entonces eras la nuera? Ah mirá! Vivís cerca no? Le pongo que llamó la nuera.
Me llamó Horacio ensegudia pero me dio pena. Así lo dejé.
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