de trabajo a veces se dicen cosas como I don't do Santa Fé.
a veces llegás al lugar convenido y no es más que el depto de una treinta larga que te abre la puerta, te invita a pasar y ya enseguida se hace evidente el caos cotidiano, cierra una puerta corrediza pero too late, ya viste la cama muy deshecha, como la mía ahora, y cosas tiradas que no llegaste a determinar bien qué eran, pero las viste.
las home office son un arma de doble filo, yo sé porque la tuve en algún momento, ni hablar cuando tenés un sólo baño, a veces cuando no hay tiempo porque ya está sonando el portero hacés un bulto, lo camuflás en algún lado y antes de abrir la puerta, siempre, siempre tenés mirar atrás checando que no hayas pasado nada por alto y ahora sí, con una gran sonrisa, le abrís la puerta al cliente.
1 comentario:
jaja siempre pensás, capaz quedó un tarro de detergente en medio del baño, o una olla con restos en cualquier parte
Publicar un comentario