Así son los caminos de la vida y el de la salud queda en Médica Sur, Tlalpan. Ventanales con vistas majestuosas a las montañas, aire acondicionado, tele con cable, comidas balanceadas, aseo diario, tenedor libre de suero, expertos en cateter, nutriciólogos, admisionistas, asugurólogos y preguntas que interrumpen el sueño del enfermo: "disculpe que lo moleste, ¿es católico?"
El enfermo superó el percance con altura, se bañó con su suero, comió pura fibra y descubrió la conveniencia de la bata médica, "es como estar desnudo de una manera decente, no intimidante". La familiar se impresionó pero reunió coraje, en algunos momentos disimuladamente abandonó la habitación. Comió de cena, almuerzo y cena sandwich de jamón y queso con pan integral más algún que otro sobrante que el enfermo le propinaba, para qué mentir. Pero por sobre todas las cosas la familiar habló repetidamente por teléfono con recursos humanos, admisión y sinergia médica.En algún momento el enfermo consideró mejor abstenerse de la compañìa de la familiar e hizo bien. Le recomendó "el camino de la salud", 375 metros alrededor del hospital, con mucho cuidado de no ser impactada por los diligentes autistas.
El enfermo y la familiar consiguieron su alta a base de tozudos llamados telefónicos y una inteligencia casi arrebatada a las instituciones. De regalo recibieron una bata blanca de baño con logo respectivo.
A la familiar le queda ahora la otra cara de la enfermedad, el reembolso, aunque poquita cosa luego del siniestro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario