viernes, mayo 25, 2012

Desde la playa

para mí la playa fue siempre sinónimo de incomodidad, sandwiches con arena o directamente hambre, ganas de comer algo, pero no tener plata, por no haber salido con plata o porque fuera muy caro comprar cualquier cosa. Nunca comer en un parador, eso era de ricos. Durante la primaria, vivimos tiempos duros económicamente hablando. 

Mis experiencias se limitan a Villa Gesell con mi madre, ella odiaba la playa, le parecía lo más aburrido del mundo, se sentía totalmente fuera de su elemento. Casi no recuerdo qué hacíamos, probablemnte no ir a la playa y tratar de encontrar,  sin suerte alguna, encantos citadinos en un balneario bonaerense.
Un mes en La Paloma, alquilamos una preciosa casa con una parra cuando tenía 10 años, en 1986. Divino lugar, me enamoré de esas vacaciones, salía a caminar a las 7 de la mañana con una señora, mujer de un amigo de mi papá. Me pasaba mucho a esa edad, hacerme "amiga" de las madres de mis amigas, quedarme charlando. No sé de qué hablaría. Aunque si lo pienso bien, siempre fui muy chismosa, muy curiosa. No debía, en ese sentido, ser difícil encontrar tema de conversación. La otra experiencia de playa era en Necochea, parábamos en un departamento lateral, con una vista al mar sólo si te ponías en determinado ángulo del living. Esa no era mi casa, para ir al mar había que cruzar una avenida grande, si querías volver al depto porque te habías olvidado algo lo pensabas dos veces. Era un departamento de la familia de la mujer de mi padre, compartido por muchos hermanos, ya no sé qué quincena nos tocaba a nosotros.
Necochea era un poco mejor en el sentido de que éramos muchos y diferentes, pero yo era más chica que el resto de las mujeres y quedaba un poco fuera. Me gustaba un chico, que le gustaba a todas y él como era chica aún, preadolescente, me llamaba "mi novia del año que viene". Pero ya ni me acuerdo cómo se llamaba o cómo era.    
Me acabo de acordar de la primera vacación con amigas en Villa Gesell. No importaba a qué hora me iba a la cama, no me podía levantar muy tarde, no podía ser tan "adolescente" de dormir mucho. Pasada determinada hora de la mañana tenía que levantarme, recuerdo que veía a mis amigas dormir y sentía envidia. De esas amigas no conservo ninguna.

1 comentario:

inés dijo...

es horible la playa, en necochea comer una manzana llena de arena o sentir qeu el viento te llena de arena y te pica... el ruido del mar es insoportable para mí... eso sí vale la pena ver los niños disfrutando el agua... y s muy libre el espacio...