fuimos a un concierto a las 12 del mediodía a la sala nezahualcoyotl, pianista francés de elegancia suprema, camina con una mano en un bolsillo -dudo si es modestia o soberbia- me tira más la modestia.
en un momento para y habla con el director de orquesta, que es un belga bajito, colorado y muy simpático, tenemos que parar un momento, el pianista se aparta, entra un técnico a escena, desarma algo del piano, toca una tecla, no suena, algo se soltó, corren sillas, atriles y todos entendemos que se van a llevar el piano negro de cola. y la duda dos, ¿tendrán otro piano? y sí, ahí llega, no es tan reluciente como el fallado, el panista toca, comprueba y aprueba.
el concierto sigue, aunque no sé si retoman lo que dejaron, no sé tampoco si habían terminado la pieza. no sé cuánto el pianista había tocado con la falla. no sé si cortó apenas notó el problema o si se venía comiendo el bajón de tocar con una tecla menos.
tocaron el aprendiz de brujo, hablamos de fantasía y de pixar, yo escucho, en realidad y confieso mi limitación para el formato dibujos animados, si fuera con actores, las vería con gusto. el musical, igual, si hablaran en vez de cantar, aunque hay alguna que otra excepción.
hay muchos bises, una pieza dedicada a un cumpleañero y un final con las mañanitas.
después vemos algunas muestras en el muac, me deslumbra la obra de un artista mexicano de mi generación y veo dos libros de dos artsitas que me rompen la cabeza y que a pesar del precio alguna vez me compraré.
3 pm, buffet excepcional en el restaurante del museo, paisaje volcánico, consomé de pollo, delicia de pescado al ajillo, yogurt con papaya y qué suerte que nadie exagera, que nadie idealiza, qué suerte que hablamos de los momentos feos, qué suerte que hablamos que no está todo bien.
en un momento para y habla con el director de orquesta, que es un belga bajito, colorado y muy simpático, tenemos que parar un momento, el pianista se aparta, entra un técnico a escena, desarma algo del piano, toca una tecla, no suena, algo se soltó, corren sillas, atriles y todos entendemos que se van a llevar el piano negro de cola. y la duda dos, ¿tendrán otro piano? y sí, ahí llega, no es tan reluciente como el fallado, el panista toca, comprueba y aprueba.
el concierto sigue, aunque no sé si retoman lo que dejaron, no sé tampoco si habían terminado la pieza. no sé cuánto el pianista había tocado con la falla. no sé si cortó apenas notó el problema o si se venía comiendo el bajón de tocar con una tecla menos.
tocaron el aprendiz de brujo, hablamos de fantasía y de pixar, yo escucho, en realidad y confieso mi limitación para el formato dibujos animados, si fuera con actores, las vería con gusto. el musical, igual, si hablaran en vez de cantar, aunque hay alguna que otra excepción.
hay muchos bises, una pieza dedicada a un cumpleañero y un final con las mañanitas.
después vemos algunas muestras en el muac, me deslumbra la obra de un artista mexicano de mi generación y veo dos libros de dos artsitas que me rompen la cabeza y que a pesar del precio alguna vez me compraré.
3 pm, buffet excepcional en el restaurante del museo, paisaje volcánico, consomé de pollo, delicia de pescado al ajillo, yogurt con papaya y qué suerte que nadie exagera, que nadie idealiza, qué suerte que hablamos de los momentos feos, qué suerte que hablamos que no está todo bien.
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