miércoles, junio 10, 2009

por las ramas

cuando quiero una planta quiero una planta quiero una planta
la quiero en su maceta/bolsa original de plástico negro
la quiero sin podar, no es un perrito pateable que hay que podarlo para que llame la atención; cuanto más selvática mejor, si tiene hojas secas, no importa, con una tijera se recauchuta en dos segundos.

en méxico hay una afición desmedida por el ornamento, las macetas son muy pesadas y siempre tienen algún diseño, los ficus, por ejemplo, están podados en forma de esferas. los arbustos a veces tienen forma de animales; si el estilo del cliente es "minimalista" ponen la planta en una maceta marrón oscura, un color muy "minimalista" y le ponen piedras grises a la maceta, voila minimaliste!
el sentido y el uso del minimalismo hoy es despeciable, no sé quién inventó las mesas marrón oscuro, los espejos rectangulares con marco ancho al tono, las divisiones de ambientes antifuncionales, las macetas rectangulares y no sé cuántas porquerías más. pero el minimalismo llegó para quedarse y no es responsabilidad de méxico, aunque acá es todo un poquito más exagerado.

para conseguir una planta voy a un tianguis -el que se monta una vez por semana al aire libre-o mercado de alguna colonia lindera, cualquiera excepto en parque lincoln porque el puesto de plantas es un robo, desprecian al cliente y principalmente son todas plantitas caniche toy. ahí nadie te hace sentir la reina del mercado y esa es un poco la gracia de comprar en tianguis.

la semana pasada, por ejemplo, me llevé "a precio especial por ser la primera clienta" una preciosa y ayer otra, el doble de tamaño "a noventa pesos se la voy a dejar, porque mire qué grande y qué linda" -en mi opinión no era ni grande, ni linda- y en vez de regatearle, le pedí que me mostrara otras y me llevé la más grande y linda, mucho más alta que yo. pero estando a unas 25 cuadras de casa? le pregunté si me la llevaba, me dijo que sí pero con un diablito, o sea un carro con dos ruedas que se inclinan hacia uno, pero 25 cuadras no daba, "entra en un taxi?" "sí, claro hemos metido plantas mucho más grandes".

cuando me gusta una planta me gusta una planta me gusta una planta no me importa el tamaño ni cómo voy a subirla los 4 pisos por escalera empinada -aunque no tanto como la de mi papá que está en un edificio antiguo- porque saco fuerza y hago una subida pausada pero exitosa, sí me preocupa que el taxi me quiera llevar, pero el machismo tal vez ayuda, no sé si a un hombre y una planta los levantan, a mí sí.

si la planta tiene un tamaño moderado -como mis tres santa ritas fucsia, naranja y blanca- la llevo en el pesero, aunque una vez me instaron a pagar doble si no la llevaba conmigo y como en el piso no entraba, me la puse en la falda y la planta casi tocaba el techo, unas flores fucsias en el medio del pesero "horacio/metro polanco" y la gente creo que sacada de onda.

ayer el taxista que me trajo parecía más preocupado en "que no se le maltrate la planta" que con que se le ensuciara el auto y me preguntó: "¿cómo se la dio?". yo: "le pedí que me la atara y una bolsa para la maceta", él: ¿mande?, yo: ¿cómo?, él: ¿que a cuánto se la dio? yo: "ah, 70 pesos "-con los taxistas no puedo ser más patética, creo poder hablarles en "su idioma", muy al estilo del personaje de hendler en derecho de familia, pero una cosa es en buenos aires, pero en df ya es demente, quién pienso que soy, zelig?- él: "muy cara", yo: "precio de polanco".

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