jueves, abril 23, 2009

a little savage from argentina

vuelvo del examen de portugués, fue muy cansador o cansativo.
mañana tengo el oral y el martes el celpe-bras, de esos examenes laaargamente internacionales.

pasando por el hotel camino real, entrada por leibnitz

mi barrio es así, son filósofos, escritores o psiquiatras devenidos calles

me acordaba que de chica en la escuela no terminaba, no era disléxica porque eso requiere un sistema, era sencillamente caótica, distraida, desconcentrada, siempre me salteaba alguna letra, me salía de los renglones, los párrafos, cualquier margen de contención. siempre faltaba algo.

pero no era todo carencia, también había productividad, no bien conducida, pero productividad al fin.

un día, descubrieron que no sabía dividir.
multiplicación bien, suma y resta también, pero había algo con la división.

yo dividía, eso pensaba, no podría explicar acá qué era lo que hacía pero ciertamente movía cosas de lugar y lo más importante, obtenía resultados. pero algún adulto responsable notó que mis números eran diferentes. yo dividía, sí, en un rincón, unnoticed, y así me había inventado mi manera, mis números.

ahora, a pesar de que escribo lento, hablo despacio y me voy de tema compulsivamente, soy la primera en entregar los exámenes. me veo en esta situación y me cuesta creerlo. me da la sensación de que tengo menos en la cabeza y me puedo concentrar más, en el peor y el mejor de los sentidos.

en la secundaria me quise rectificar.
la empecé de amiguita de la hija de unos de LOS historiadores del país, venía a casa y el programa era fideos con jamón y salsa blanca, sí? o pastel de papas y después tarea deliciosa.
eso me trajo la alegría de ser "princesa de la historia", aunque mi amiga me ganó por reina.
pero sí puedo decir que fui princesa por un día.

aunque en casa me llamaban sor graciana, los años me fueron descoronando y desencauzando y así mi educación perfeccionó su lado salvaje.

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